Me vine de Valencia después de mi residencia en Inestable un lunes 16 de febrero. Así que ya me acerco al borde de los dos meses y creo que es el momento de hacer una reflexión con una suficiente y más que necesaria distancia, siempre útil para ver aquello que no pudiste ver con claridad en el momento y desde dentro.

Toda experiencia es un aprendizaje. Sobre una misma, sobre lo que está haciendo, sobre quién es y cómo es. Cómo no. O al menos eso percibo yo en cada paso que doy y cada decisión que tomo. Yo vuelvo a confirmar lo que ya desde algún tiempo llevo sospechando sobre mí misma. Me exijo, me exijo mucho, a veces demasiado. Y además me gusta tomar vías difíciles. Me empeño en ponerme trabas y ponérmelo complicado. Primero observo y analizo, y una vez tengo claro cuál es el camino más complejo a tomar, hago todo un estudio para conseguir hacerlo el doble de enrevesado. qué se le va a hacer, soy poco práctica por naturaleza conmigo misma. Haciendo cosas para los demás soy más resolutiva, lo prometo.

Y este ponérmelo a mí misma difícil no siempre lleva a un mejor resultado, sino simplemente a que los procesos sean más trabajosos y más tediosos. Le he dedicado tanto a este proyecto que hace tiempo que perdí la cuenta de las horas, de las decepciones, de los resultados satisfactorios, de los agobios y los ánimos.